Cada ganadero es un administrador del agua

Autora
Lina Paola Giraldo, Julián Chará, Zoraida Calle y Enrique Murgueitio
CIPAV – Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria
lina@fun.cipav.org.co

El buen cuidado de las microcuencas ganaderas evita contaminación del agua y pérdida de bosques ribereños, entre otros.

Por su ubicación geográfica y la gran variedad de climas, Colombia es uno de los países con mayor riqueza de recursos hídricos en el mundo. El país cuenta con más de cinco millones de hectáreas de humedales, lagos, lagunas y ciénagas, además de seis masas glaciares con un área aproximada de 40 km2 y una densa red de ríos y quebradas que nacen en la región Andina, la Sierra Nevada de Santa Marta y otros complejos montañosos. Más de 700.000 microcuencas se unen para formar grandes ríos como el Magdalena, Caquetá, Cauca, Guaviare, Inírida, Meta y Putumayo, que dan lugar a un inmenso sistema hidrográfico.

Cada quebrada forma parte de una microcuenca que incluye toda la superficie de terreno que drena sus aguas hacia un cauce, hasta la divisoria de aguas. Estos cursos de agua tienen gran valor para la sociedad porque abastecen la mayoría de los acueductos rurales y de pequeñas poblaciones, y proveen el agua para el ganado y otras actividades productivas agropecuarias. Además, las quebradas pequeñas tienen gran valor ambiental por varias razones:

► Albergan diversos peces, anfibios, insectos y otros organismos.
► Reciben, procesan y transportan sedimentos y nutrientes.
► Almacenan grandes volúmenes de hojarasca de los bosques ribereños y los entregan poco a poco aguas abajo, con lo cual aportan materia orgánica y nutrientes esenciales para los ciclos biológicos y bioquímicos en los grandes ríos.

Debido a que las pequeñas quebradas interactúan principalmente con las tierras aledañas, sus ecosistemas acuáticos tienden a deteriorarse como resultado de las actividades agropecuarias y las obras de infraestructura.

Microcuencas ganaderas

La ganadería tiene impactos variados sobre las quebradas:

► Degradación y pérdida de la productividad del suelo: el reemplazo gradual de los bosques por pastos y el sobrepastoreo reducen el vigor de la vegetación y su efecto protector sobre el suelo. Esto limita la capacidad del suelo para infiltrar el agua de la lluvia, con lo cual aumentan las aguas de escorrentía, la erosión y la sedimentación de las fuentes de agua cercanas.
► Pérdida de los bosques ribereños: las franjas de bosques que crecen a lado y lado de las quebradas y alrededor de nacimientos son vitales para la salud de los ambientes acuáticos. Su destrucción desestabiliza los cauces, genera sedimentación y degrada la calidad del agua que consumen los usuarios aguas abajo.
► Contaminación difusa: proviene principalmente de la aplicación de fertilizantes, herbicidas e insecticidas en los potreros, y de las heces fecales del ganado. Estas sustancias son arrastradas a las quebradas por acción de la escorrentía, donde deterioran la calidad del agua.
► Contaminación puntual: la principal fuente de este tipo contaminación es la conducción de las aguas de lavado de los establos hacia las quebradas. Además, en algunas fincas ganaderas, los animales se abastecen de agua directamente en los cauces, donde pisotean y contaminan las quebradas con heces fecales.
► Las malas prácticas ganaderas contribuyen a la pérdida de biodiversidad de los ambientes acuáticos, lo cual altera los procesos ecológicos que mantienen la calidad del agua. Por ejemplo, las poblaciones de macroinvertebrados como insectos, moluscos y lombrices pueden aumentar o disminuir como resultado de la eliminación de los bosques ribereños y los movimientos del ganado cerca de las fuentes de agua.

Como resultado de las prácticas inadecuadas de manejo, el agua que beben los animales, que muchas veces proviene de fuentes adentro de los potreros, puede verse afectada por el crecimiento de algas que dan mal sabor al líquido y puede contener parásitos y otros patógenos que afectan la salud de los animales.

C‮o‬mo mejorar la calidad del agua en las microcuencas ganaderas

Varias prácticas de manejo ganadero sostenible tienen efectos positivos en los ambientes acuáticos y contribuyen a mejorar la calidad de agua. Por ejemplo:

Conservar los bosques en sectores estratégicos por su pendiente o ubicación: la vegetación compleja y estratificada de los bosques cumple funciones hidrológicas esenciales en las cuencas porque limita el impacto erosivo de la lluvia. Las raíces y las capas de hojarasca facilitan la infiltración del agua. Esto reduce la escorrentía superficial y el transporte de sedimentos y otros elementos como pesticidas, materia orgánica y patógenos, evitando así que estos materiales lleguen a las fuentes de agua y deterioren su calidad.

Proteger el suelo: es necesario permitir un descanso adecuado de los potreros después del pastoreo y evitar el sobrepastoreo. Las cercas vivas, los árboles dispersos, los setos forrajeros y otros sistemas silvopastoriles protegen el suelo, limitan la erosión y mejoran la infiltración del agua y la regulación hidrológica.

Evitar la contaminación difusa y puntual: esto empieza por mantener el suelo cubierto y limitar la aplicación de fertilizantes y pesticidas en las áreas de captación de las microcuencas. Es importante dosificar los fertilizantes químicos y orgánicos según los requerimientos de los pastos y aplicarlos lo más lejos que sea posible de las fuentes de agua. El enriquecimiento de los potreros con leguminosas rastreras, arbustivas y arbóreas puede reemplazar total o parcialmente a los fertilizantes nitrogenados según la densidad de estas plantas en los potreros.

También es necesario evitar la entrada del ganado a los cauces. Para esto se deben cercar los cursos de agua y humedales, y establecer acueductos ganaderos con bebederos. Los sistemas de descontaminación productiva con biodigestores evitan la contaminación relacionada con el lavado de establos y tienen múltiples beneficios como el tratamiento de aguas servidas y la producción de biogás y biofertilizantes.

Conservar y restaurar los bosques ribereños para filtrar la escorrentía: las franjas de bosques al lado de las quebradas protegen los cursos de agua, especialmente en las quebradas pequeñas, que son más vulnerables al deterioro. Estos bosques filtran contaminantes y retienen sedimentos, materia orgánica, nutrientes, químicos y patógenos, con lo cual impiden la entrada de estos materiales a las quebradas.

Estudios comparativos realizados por CIPAV en quebradas con bosques y quebradas desprotegidas en paisajes ganaderos han mostrado consistentemente que la calidad del agua es mejor y la diversidad de organismos indicadores de buena calidad de agua es mayor en las quebradas que conservan su vegetación protectora.

La calidad del agua de las quebradas depende en gran medida de las acciones que adoptan los ganaderos para proteger el suelo, aumentar la vegetación en los potreros, restaurar los bosques ribereños y evitar la contaminación. Todas estas prácticas benefician a la ganadería, la naturaleza y el territorio. Por esta razón, los ganaderos tienen la oportunidad de ser los mejores custodios del agua y las microcuencas.

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