De Carne 65

Sin miedo a la esperanza

En una conversación por chat con Mario Carvajalino surgió la frase que encabeza este escrito. Hablábamos de la robusta muestra comercial y ganadera presente en el Agroexpo que acaba de terminar. Sin proponérnoslo, llegamos a esa frase que a ambos nos pareció poderosa. En lo personal, me parece que incluye dos emociones –y las paradojas–, que el universo ganadero de Colombia vive en este momento.

Sin desconocer la primera emoción, el miedo que paraliza y entorpece decisiones, paso a la esperanza, emoción que permite construir y avanzar en el camino sin importar cuál sea el elegido, porque cada cual tiene el suyo. La esperanza alimenta en positivo… Sucede con la aprobación en segundo debate en la Cámara de Representantes del proyecto que busca garantizar una ganadería libre de deforestación, camino que ya recorren muchos ganaderos en el país. Es necesario que esa práctica se extienda, pero… ¿Se necesita otro sello? ¿No es suficiente involucrar este componente en alguno de los ya existentes? Los ganaderos que deseen exportar se convertirán en coleccionistas de sellos, dijo alguien en un chat. Un sello país que involucre los componentes de sostenibilidad –ambiental, social, productiva y ética– y que le dé valor a la carne en pastoreo es poderoso y logra el propósito buscado: generar confianza en el comprador en otros países, sobre los productos cárnicos que ofrece Colombia. No se puede desconocer que hay sellos privados que tienen otros propósitos y componentes.

Ese proyecto de ganadería libre de deforestación está en consonancia con lo que pedirá la Unión Europea a partir de 2024: carne y productos agroindustriales provenientes de zonas que no hayan sido deforestadas del 31 de diciembre de 2020 en adelante. Tal vez vamos entreabriendo puertas hacia ese mercado.

Sigo con la esperanza. También se siente en la tarea acometida por las once fincas cordobesas que se certificaron con el sello ambiental colombiano. Y en la estructuración del proyecto de engorde de bovinos en el Caribe colombiano, el cual avanza a partir del encadenamiento productivo para fortalecer debilidades de nuestro mercado, integrar proveedores, impactar la tasa de natalidad y otros indicadores, ofrecer animales con pesos y edad adecuados para responder a mercados nacionales e internacionales… Esperan ofrecer en el año 2024 un poco más de 19 mil novillos cebados que entrarían a engorde de 320 kilos y 14 meses de edad y saldrían de 500 kilos 150 días después. En el cuarto año ofrecerían 80 mil novillos en esas mismas condiciones.

¿Cuál es el mercado al que puede aspirar la carne de Colombia?, es la pregunta pertinente, entonces. El mercado mundial de la carne presenta desafíos, uno de ellos, la exigencia de calidad, especialmente en los países asiáticos, mientras en los europeos buscan atributos relacionados con la sostenibilidad. Se están abriendo nuevos canales de mercadeo…

A nivel local, en Colombia la carne de res es muy costosa y su consumo ha bajado, hay mucho trabajo por hacer. Con el inventario al alza, nichos de producción sostenible y marcas que aprovechan los atributos relacionados, hay motivos de esperanza para la cadena cárnica de Colombia.

Nuestra ganadería a cielo en pastoreo es competitiva en mercados que exigen esta condición. La esperanza es aprovecharlos.

Coordinadora de relatos

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