De Carne 64

La oportunidad
de la carne colombiana

Con el riesgo de parecer reiterativa, vuelvo a manifestar que Colombia tiene una gran oportunidad en los mercados cárnicos del mundo por nuestras condiciones de producción a pasto, aunque hay “detalles” que nos falta afinar como país. Veamos el comportamiento de la carne en los mercados a partir del último informe de Rabobank: rompió récords en 2022, tanto en la venta al consumidor final como en ganado en pie, jalonado por el mayor consumo y la contracción en la oferta de ganado. Brasil alcanzó un récord en sus exportaciones de carne gracias a la mayor demanda del mercado chino, comportamiento que ese organismo espera que se mantenga.

Según Rabobank, Estados Unidos es otro punto focal: después de manejar récords en precios y volumen de la carne que exportó en 2022, sus cifras se contraen. Su inventario de reses cayó a niveles de 1962, lo cual lleva a una redistribución del mercado.

Es claro que en este panorama se genera volatilidad; los consumidores de menores ingresos se verán afectados teniendo que disminuir su compra de carne, mientras que aquellos de mayores ingresos buscarán cortes y productos con trazabilidad. Especialmente las generaciones más jóvenes, dice Rabobank, aumentan su consumo de carne como experiencia agradable. Y en ese sentido se dirigen los mercados: a ofrecer carne saludable, de buena calidad y con trazabilidad. El comportamiento del consumidor reorienta los mercados y marca el rumbo de los precios, aspecto este último también impactado por la oferta de ganado, el valor de los subproductos, los costos del beneficio y el transporte, el clima que impacta la oferta de forraje, entre otros.

Por otra parte, la FAO, en su estudio “Contribución de los alimentos de origen animal terrestre a una dieta sana para mejorar la nutrición y la salud”, publicado al final de abril, recomienda a los gobiernos promover el consumo de esta proteína –carne, huevos, leche–, sin descuidar los desafíos medioambientales. Dice la FAO que estos alimentos son especialmente importantes durante etapas cruciales de la vida como el embarazo y la lactancia, la infancia, la adolescencia y la tercera edad.

¿Y Colombia qué? Tal vez Brasil nos puede orientar. Allí “la ganadería se basa en el análisis y la visión del mercado nacional e internacional, planeación estratégica articulada con la extensión para encadenar hacia los mercados”, manifestó hace poco Olber Ayala en Twitter. ¿Podrá Colombia avanzar en similar camino recomponiendo lo que nos falta como país? Ese camino incluye “detalles” por afinar, entre otros, reglas de juego claras y seguridad en las zonas de producción para poder planificar inversiones, el trabajo acompasado de gremios y entidades públicas y privadas de la cadena de valor, temas sanitarios y de trazabilidad, mejoramiento de los indicadores productivos para sacrificar más animales de menor edad. 

Otros “detalles” son las preferencias de los consumidores, fortalecer la ganadería sostenible, ciencia y tecnología que aporten a su desarrollo, políticas públicas, debates objetivos que partan de la realidad ganadera… La humanidad no puede perder la proteína de altísimo valor generada por los rumiantes en pastoreo y Colombia tiene la posibilidad de aportarla. Sin que la confianza de los consumidores se ponga a prueba; aprovechando

 sus atributos de calidad.

Coordinadora de relatos

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