De Carne 52

En medio de semejante reto tan extremo como el que trajo el Covid 19 al mundo, y cuando parecía que en semanas se superaría un agobiante tercer pico producto de las celebraciones y reuniones de semana santa, llegó el caos. Protestas, bloqueos, vandalismo, saqueos y muchísimo dolor de patria en medio de una euforia binaria donde el odio es el protagonista y la salida, mientras escribo, no se ve muy cerca. En la historia reciente la producción agropecuaria ha sufrido muchos momentos difíciles por la violencia, los precios bajos, los fenómenos climáticos y los cierres de las principales vías, entre muchas otras causas. Sin embargo, en medio de todo había cierta unanimidad de que el camino para salir adelante es trabajando con esfuerzo. Esta vez, a diferencia de tantos momentos difíciles, pareciéramos estar lejos de ese punto de encuentro. Pareciera que una parte de nuestro querido país estuviera envenenado por este horrendo coctel con los ingredientes de siempre como la corrupción y la inequidad, y los nuevos como el sufrimiento por la pandemia, el encierro, el empobrecimiento (¡caída del 6,8% del PIB!), el aumento del desempleo y el aburrimiento. En este río revuelto de exasperación, y en el pico más crítico de la pandemia, solo faltaba la chispa: una reforma tributaria que nació muerta, pero que sirvió para que surgiera el liderazgo negativo enarbolando las banderas de la ira.

Además de las peores tragedias que obviamente son la pérdida innecesaria de vidas y el sinnúmero de heridos de gravedad fruto de absurdos enfrentamientos en protestas no pacíficas y vandalismo, el resultado es desastroso para el sector productivo. En el caso de los productores agropecuarios hemos vivido afectaciones gravísimas que en algunos casos tomará años recuperar.

‮!‬‬Y ahora qué‬‭?

No es fácil sacudirse y recuperar la energía necesaria para seguir adelante, pero nos toca seguir trabajando y aún con más empeño para aportar ese grano de arena a la compleja reconstrucción del país. Somos responsables de dinamizar la economía y proporcionar alimento nutritivo: dos de las principales necesidades reales de los colombianos.

Tendremos que reflexionar como sociedad y hacer un voto colectivo de tolerancia, volver a aprender a discutir, a discernir y a entendernos. Necesitamos recuperar la confianza entre nosotros. Por difícil que parezca en este momento, necesitamos recuperar el respeto como valor primordial de la sociedad.

Quienes estamos en el sector agropecuario tenemos una responsabilidad mayor en el desarrollo territorial y este es el momento de dar lo mejor de nosotros. Tenemos que generar más empleo digno, respetar y recuperar el medio ambiente, y llevar a Colombia a convertirse en potencia agroalimentaria. 

Por su parte, los gobernantes tendrán que sacudirse también y, siendo eficientes y transparentes, tendrán que luchar irrestrictamente contra la corrupción. El estado tiene la responsabilidad de trabajar enfocado en generar condiciones que permitan la competitividad, siendo constructivo en lugar de extractivo frente al aparato productivo del país.

En medio de este incendio tendremos que esforzarnos más que nunca para ver más allá del humo. 

Carlos Alberto Maya
Gerente General de Comercial Floresta
carlomaya@gmail.com

NOTA: Cedo este espacio a Carlos Alberto Maya, quien plasma nuestra realidad país y plantea actitudes de conciliación que construyen futuro. Coordinadora de relatos

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