De Carne 49

¿Cadena rota?

Nunca es exagerado insistir en la importancia de la sostenibilidad de la cadena cárnica. Sostenibilidad entendida como acciones que pide el mercado y que atienden aspectos ambientales, sociales y de bienestar animal, sin olvidar el progreso y permanencia de la empresa ganadera.

Considero dos aspectos más. Uno de ellos poco mencionado, tal vez descuidado y que por eso mismo puede tener gran impacto negativo, es la falta de coherencia y robustez de mensajes emitidos por actores de la cadena. No hay unidad de mensajes, no se percibe fuerza de cadena ni destino vislumbrado en común. Las voces aisladas de los diversos eslabones manifiestan sus puntos de vista con la claridad de quien sabe hacer su oficio, pero el hecho de ser aisladas les resta contundencia.

El otro aspecto es la promoción del consumo. Hay mensajes aislados –de nuevo– que destacan una y otra cualidad, pero son esporádicos. Loable lo que hace porkcolombia, mostrando de manera consistente y coherente formas de consumir esa valiosa proteína producida con esmero.

Pero el balance de lo que proyecta la cadena cárnica en general no es satisfactorio, pareciera que la cadena estuviera rota… Aquí aflora el tema de las comunicaciones. Dijo Ernesto Francisco Viglizzo, investigador de COMCER en Argentina, en congreso de Fedegan que los mensajes “no comunican nuestros sistemas de producción”…

Vuelvo al tema central de esta edición de la revista DeCARNE, la sostenibilidad. Muchas voces nos acompañan desde la academia, desde el potrero o la industria de insumos, desde los gremios, desde el comercio. Son voces con contenidos que alertan sobre la importancia, necesidad y urgencia de encarar sin demora los caminos que conducen a la sostenibilidad para descarbonizar la ganadería a pasto, la imperante en Colombia, y mostrar su aporte ambiental, sin olvidar el social, tan importantes ambos. Traigo a colación el hecho de que en Estados Unidos las carnes hechas a pasto tienen 6% más valor que las de feedlot, similar a como sucede en Europa. ¿Por qué no aprovechar esa circunstancia y trabajar para que nuestra carne tenga acceso a esos mercados?

Comunicar es el corazón del asunto para mostrarle a los consumidores la importancia de ingerir carne. Y a los ambientalistas, que un día sin carne, como se propone en Bogotá para los alumnos de los colegios distritales, tal vez no genere mayor impacto a nivel ambiental o de toma de conciencia. Y en cambio le resta importancia al muy favorable impacto nutricional de la proteína animal en la nutrición de los niños y jóvenes, también de adultos y mayores. La ingesta de carne es lo que nos permitió evolucionar como humanos por los aminoácidos esenciales que posee. Consumir carne de manera regular es una necesidad, no una nimiedad ni una “ventolera”, como alguna vez le oí a alguien.

Les deseo feliz lectura de esta edición y, especialmente,
¡felices fiestas!

Coordinadora de relatos

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