De Carne 38

Carne sostenible y saludable

Colombia tiene importantes ventajas estratégicas para avanzar en la producción de carne, una de ellas, la producción a pasto. No obstante, el país tiene que enmendar algunos temas estructurales como la integración de la cadena, el estatus sanitario, nutrición animal, acortar ciclos para sacrificar animales más jóvenes en lo que a bovinos se refiere, cadena de frío, trazabilidad… Hay muchas tareas pendientes.

Dos temas a los cuales no parece dárseles la importancia debida, y que se manifiestan como un run run creciente que nadie desmienten, se refieren al daño que hace la ganadería al medio ambiente y al impacto negativo en la salud de quien consume carne.

Sobre el impacto de la ganadería en el medio ambiente es claro que si se tumban bosques o selvas para poner bovinos, el daño es enorme. En este caso la culpa no es de los bovinos sino de quien tumba los árboles. Cuando la producción es industrial, en estabulación, se le hace mucho daño al medio ambiente.

Pero donde la ganadería ya está establecida hace muchos años, si ella está bien manejada, en pastoreo eficiente y ojala silvopastoreo, captura más gases efecto invernadero –GEI– del que emiten los bovinos allí alojados. Felipe Aristizábal lo explica bien en su artículo “La vaca puede salvar el mundo”.

El estudio inicial de la FAO que estigmatizó la ganadería hace casi una década, fue revaluado por esa misma entidad unos años más tarde. Ya se sabe que uno de los sectores que más emite dióxido de carbono es el de transporte (28%) mientras que la ganadería contribuye con 3,9% del total de GEI.

Hay una consideración social muy importante: la ganadería contribuye al sustento de mil millones de personas en el mundo y a la adecuada nutrición de varios millones más de seres humanos.

El tema de la nutrición humana es el otro estigma que se le atribuye a la carne. Dicen que produce cáncer y algo más, temas revaluados por médicos y nutricionistas. No recuerdan que desde 2016 la Universidad de Harvard publicó un estudio donde se reportó que “el consumo de proteínas animales ha sido determinante para el desarrollo humano, incluso antes de que el fuego se usara para cocinar”. Cuando los homínidos incorporaron carne a su dieta se abrió el camino “a las características actuales del Homo erectus, entre ellas el desarrollo del cerebro”, dice el estudio. Los humanos no somos vegetarianos por naturaleza, necesitamos una dieta variada que incluya proteína animal.

Para la edición 35 de la revista DeCARNE, Jhonny Eddison Vargas Hernández comentó: “en la actualidad la evidencia científica es insuficiente para sugerir una restricción en la ingesta de carnes, de hecho se recomienda su consumo como parte de una alimentación saludable”. Vargas es Nutricionista Dietista y Magister en Genética Humana de la Universidad Nacional de Colombia. Por otra parte, las directrices nutricionales vigentes, establecidas en las Guías Alimentarias para la Población Colombiana en ningún momento sugieren restringir o eliminar el consumo de carnes en la dieta aunque sí recomiendan reducir la ingesta de carnes procesadas y enlatadas por su alto contenido de sodio.

Así las cosas, parece que tenemos permiso de seguir comiendo carne y, claro, de seguir produciéndola de manera sostenible.

Coordinadora de relatos

 

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