De Carne 37

El camino de la sostenibilidad

Al cierre de esta edición el país ganadero recibió la noticia del levantamiento de la zona de contención, medida tomada tras el brote de fiebre aftosa del año pasado. Un alivio para muchos ganaderos del centro del país, las ferias, subastas y demás eventos ganaderos.

La situación de la fiebre aftosa no puede mirarse solo como un brote –o varios– que afectan la situación sanitaria del país y la economía del agro. Los resultados los conoce el país. Su impacto en términos de cierre de mercados internacionales, de zonas con movilidad restringida y de dardo a la credibilidad por parte de los consumidores lo sienten los ganaderos y la industria frigorífica.

Quedó claro que conservar y fortalecer –también recuperar– el estatus sanitario del país, en lo que se refiere a ganadería, es responsabilidad compartida entre productores, autoridades y legisladores. El ministro invitó a los ganaderos a ser centinelas y denunciar el contrabando, porque es tarea de todos. El bien común prima y favorece a todos en una especie de bumerang que devuelve con creces oportunidades y réditos.

Hay circunstancias adicionales que atizan la candela de la incertidumbre ganadera: ante la beneficiosa diferencia de precio del ganado venezolano, que al pisar suelo colombiano triplica su precio, y la débil frontera –por lo extensa–, que parece invitar a la entrada de animales sin rigurosos controles sanitarios en su país de origen, no es difícil imaginar por qué aquello se volvió una bomba de tiempo.

Se añade el cierre de 218 plantas de sacrificio en los últimos dos años por incumplir las exigencias del decreto 1500, circunstancia que parece haber impulsado el sacrificio clandestino. El país no estaba preparado para que casi la mitad de las plantas –el 41% reportó Unaga en junio pasado– dejara de funcionar.

La ilegalidad en el sacrificio se disparó de la misma manera que se han disparado el abigeato y el carneo. Además, el consumo viene disminuyendo cediendo lugar a otras carnes de menor costo.

El anterior panorama es la visión del vaso medio vacío. Hay otra, la del vaso medio lleno, que permite vislumbrar un futuro promisorio para la carne producida en Colombia: el trabajo que realizan gobierno, gremios, ganaderos e industria para que la producción de carne en Colombia se haga bajo parámetros de sostenibilidad, entendidos como un producto socialmente responsable, ambientalmente racional y económicamente viable. El vaso medio lleno también permitiría aprovechar que la producción ganadera en el país se realiza mayoritariamente bajo el sistema de pastoreo, capturando más CO2 del que emiten los animales, lo que piden los consumidores.

Con un sistema estable, el estatus sanitario adecuado, política agropecuaria con reglas claras, trazabilidad, mejores indicadores de producción y sistemas de certificación de carne ecológica, entre otros aspectos, Colombia podría cosechar pronto las oportunidades que tiene a la mano para atender los mercados abiertos y los nuevos por venir. No hay que bajar la guardia, más bien, hay que trabajar mucho todavía para afinar y fortalecer tareas pendientes y así aprovechar todo este potencial.

Los científicos dicen que es posible hacer ganadería rentable sin destruir bosques o selvas y que los parámetros de sostenibilidad son camino seguro para lograrlo, por eso esta edición hace énfasis en ese tema. Les deseo feliz Navidad y muchos deseos cumplidos el año que viene.

Coordinadora de relatos

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