Una senda razonable y eficiente

Crecer y seguir certificado por Rainforest Alliance es la meta de Arnaldo Eijsink en Brasil.

Las ideas y propósitos claros han llevado a Arnaldo Eijsink a ocupar los primeros lugares en rendimiento de carcasa en Brasil. A sacrificar 40 mil cabezas en 2016. A tener su explotación ganadera con certificación de sostenibilidad. A buscar cada día más calidad de la carne que produce.

Arnaldo, director del Grupo JD, se pone metas altas. De la misma manera que es el mayor productor de uva de mesa en Brasil con certificación Rainforest, en la división pecuaria del grupo espera “crecer en kilos de carne por área con un programa bien hecho y con los mejores animales”. Arnaldo espera sacrificar mil novillos a la semana para completar 52 mil para 2019.

Calidad certificada

La Hacienda San Marcelo es la primera ganadería del mundo en conquistar la certificación Rainforest Alliance, de la misma manera que fue la primera en Brasil en conquistar la certificación de Bienestar Animal que otorga Ecocert Brasil.

Arnaldo-webcSan Marcelo tuvo antes certificación orgánica pero las limitaciones en la nutrición animal los hicieron desistir. “Los animales tienen que comer más pasto natural y necesitan seis meses más para estar listos, y eso cuesta”.

Hoy San Marcelo está muy cerca de lo orgánico, sin serlo, con el mencionado sello; si bien no puede utilizar antibióticos y algunos medicamentos, si puede utilizar suplementos de comida animal. El animal que para su bienestar debe recibir antibiótico, se aparta pues no se puede vender con ese sello.

Exigencia de este sello es garantizar que no se tala bosque natural, “es una forma armónica de trabajar con el medio ambiente”.

Un elemento adicional es el bienestar animal que deja de ser una consideración simpática del consumidor para volverse una exigencia puertas adentro de la fazenda, la cual impacta el resultado económico porque los animales ganan más kilos por día, viven más años y no hay pérdida de carne, dice Arnaldo, destacando disponibilidad cercana de agua, comida suficiente, sombra, trato, bienestar de los operarios y sus familias. “Ahora vemos que el mejor trato hacia los animales se irradia en las familias”.

Para San Marcelo fue relativamente sencillo de cumplir con los requisitos por su experiencia en la certificación orgánica.

Otra condición de la certificación es la trazabilidad desde el día que nace el ternero para que la carne pueda venderse en los exigentes mercados de Europa, “todo debe estar trazado”.

El tren de la velocidad

Con 60 mil vientres en una de las cuatro fazendas asentadas en el estado de Mato Grosso en Brasil, Arnaldo Eijsink trabaja Nelore precoz. Destaca el progreso genético que se logra con la exigente selección que realiza CIA de Melhoramento, a la cual está asociado: “solo el semen del 0,1% de los mejores animales en las fincas de Paraguay, Colombia y Brasil va al mercado para impactar el avance genético; los mejores animales son avalados por un comité que analiza el peso al nacimiento, ganancia diaria de peso y los demás indicadores principales. Cada año los mejores animales evaluados deben tener una ganancia adicional sobre los animales del año anterior, para lograr evolución, somos muy exigentes para garantizar ganancia todos los años”.

Es la tarea ganadera en la cual está inmerso para tener mejores animales para la báscula. “Nuestro proyecto no es belleza ni exposición, nuestro proyecto busca más kilos de carne”. No quiere decir que descuide la armonía, pero la mira la tiene en ganancia permanente para garantizar resultados.

Relata que con el Nelore precoz busca animales más bajos, con curvatura de costillas más ancha y buena musculatura, “son los indicadores que más miramos”. Por eso está montado en el tren de la velocidad: fertilidad, crecimiento y terminación precoces. Compara el desempeño de “José” con mil novillas Brahman o Nelore normal y similar cantidad suyas, “en cinco años yo tengo el doble de animales que José, por la precocidad, la mayoría se preña a los catorce meses contra 28 o 30 de otras razas cebuínas, la precocidad trae más evolución”. La novilla que a los 18 meses no está preñada, se va al gancho.

Con sus coequiperos –los otros ganaderos que trabajan con Nelore precoz–, rompe con la historia de esta raza originaria de la India, fuerte y resistente al trópico, con alta resistencia a parásitos, pero que se preña tardíamente cuando no tiene esa precocidad buscada. “Trabajamos ese punto débil y hemos ganado precocidad”, reitera. La genómica es herramienta que utilizan en San Marcelo para acelerar el cumplimiento de las metas de producción y de calidad.

En carcasa ya consigue entre 56 y 57% de rendimiento y adelanta estudio con Omar Morello, de la Universidad de Brasil, para mejorar calidad como “un entrecot más largo y ancho sin perder rusticidad”.

La ruta de la eficiencia

La rusticidad no implica “tirar” los animales en un potrero y recogerlos muchos meses después. “El manejo debe ser total y favorable”. Por eso subdividió los potreros que medían 80 hectáreas para manejar áreas de cuatro hectáreas con cerca eléctrica donde pastorean 150 animales durante tres o cuatro días, según la disponibilidad de forraje. El ganado vuelve a ese potrero a los 30 días.

“Aumentó la producción de carne por hectárea con este manejo, donde la genética es muy importante; genética y comida son dos factores cruciales”. Claro, apoyados en los avances tecnológicos disponibles en Brasil para la producción pecuaria y que ha permitido que ese país sea el mayor productor de carne del mundo, menciona.

Arnaldo resalta que la competencia por el suelo para producir granos y los estrictos controles a la deforestación que ofrecía tierras baratas para ganadería marcaron una ruta diferente para la ganadería en Brasil, la de la eficiencia. “La ganadería está perdiendo hectáreas, si queremos sobrevivir con este negocio, tenemos que ser mucho más productivos, buscar más rentabilidad”.

Ahora se embarca en el silvopastoreo por el bienestar que da al ganado, refiere, en el cual los animales llegan a ganar 50 gramos adicionales por día y además se obtiene madera o se fija nitrógeno. Él lo llama el “bosque ganadero”, otros intercalan siembras y el resultado económico del año es más favorable. “Nosotros tenemos cultivos en el 10% del área”.

Aprovecha oportunidades de mercado como comprar novillos flacos para finalizar en feedlot, los cuales no están cobijados en la certificación de sostenibilidad, o compra destetos que sí siguen las prácticas de Rainforest después de un periodo de cuarentena que en Brasil se llama “noventona” porque abarca noventa días para que el ganado sea considerado apto de entrar al programa de exportación.

Modernidad rural

Arnaldo-webb“Tenemos que innovar, además de cuidar el medio ambiente; para que nuestros hijos se fijen en el campo tendremos que usar drones, IATF, GPS en el tractor y Iphones y otras herramientas para controlar la ganadería, hay muchas oportunidades”.

De esa modernización que plantea tan necesaria, Arnaldo considera de gran importancia la trazabilidad para capturar información individual de los animales así como el uso de la informática. Comentó hace poco a la revista BeefPoint que puede haber dificultades al comienzo pero luego los colaboradores se acomodan y se entusiasman con el aprendizaje.

En su experiencia, con el uso de tecnología en el corral se redujo la necesidad de tiempo de los operarios que entonces pudieron analizar información de los animales y su desempeño. “El número de personas en el campo será menor cada día y sólo con uso de tecnología conseguiremos que se interesen en quedarse”.

Es su sentir frente a la eventualidad de un futuro sin familias en el campo. En ese mismo sentido tratan de incorporar a la mujer del vaquero en los oficios de la finca, por ejemplo con ocupaciones de medio día, por lo cual reciben un salario, por ejemplo, por abrir las puertas de los corrales o manejar el computador que recoge la información de los chips del ganado. “Es muy importante que la mujer esté favorecida, ella cuida mejor los detalles y todos ganamos”.

Fortalezas que suman

Europa hace varios años y Estados Unidos desde hace muy poco, reciben carne de San Marcelo, y en Brasil, la cadena Carrefour la ofrece en sus vitrinas.

En esas estanterías se refleja el trabajo realizado en el potrero con los lineamientos de Rainforest Alliance y la economía de escala que le permite su tamaño, la cual “también nos da fuerza en las negociaciones con los frigoríficos”; son varios los plus del negocio de Arnaldo. Su volumen le permite aprovechar la capacidad de las plantas de beneficio animal y que ellas no tengan que pagar más caro por unos pocos animales para completar cupos. Arnaldo resume: “es una solución para el frigorífico, yo tengo poder de negociación y ofrezco animales precoces que ganan más gramos por día, que están trazados, con certificación y con el mejor terminado de Brasil, Premium. La planta tiene certeza en el volumen, la ventaja de la certificación y su armonía con la naturaleza, más felicidad y rendimiento en el trabajador… No se falla”. Enfatiza la ventaja de la certificación y de la escala.

El premio para él es la aceptación del consumidor que prefiere esa carne certificada.

Fue el primero en obtener esta certificación para ganadería a nivel global, la cual es un freno a la deforestación. Si bien en Costa Rica hay cultivos como el té con esta certificación, no la había para la producción de carne. San Marcelo es pionero y, como dice el dicho, el que pega primero pega más duro. “Estamos ganando mercados, ahora con otros productos y subproductos”. Porque ya se producen en Brasil carteras que cuentan su historia de sostenibilidad, la de San Marcelo y su ganado.

San Marcelo, con Arnaldo Eijsink a la cabeza, es ejemplo de que ser sostenible sí paga.

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