DeCARNE 22

Doble y válida respuesta

El interrogante que ocupa el segmento central de nuestra carátula admite y resiste como respuesta sí y no, por más contradictorio que parezca.

Depende del conflicto en el que se enfoque la pregunta; si la referimos al que enfrenta al gobierno y a las Farc, la respuesta es la positiva pues todo apunta a que pronto acordarán ponerle fin al enfrentamiento armado. Se aducen razones y argumentos de los dos bandos y cualquiera sugeriría en este punto, que lo importante es el cese del fuego, y con él, el hallazgo de la paz.

El temor es que el país tenga que tragarse enormes “sapos” y, sin duda, muchos no están dispuestos. Protagonistas de otros conflictos, como los de Irlanda y Suráfrica, dicen que bien vale la pena el esfuerzo y que requiere de un cambio de actitud de muchos en ambos bandos. Pero que es posible siempre que no se negocien las libertades y responsabilidades fundamentales y que el resultado es una paz consistente que es necesario reforzar en el día a día.

El no surge del temor de las agremiaciones de ganaderos y agricultores e individualmente de los productores del campo con respecto a un par de temas que ocupan lugar preferencial en el llamado posconflicto; ellos son la restitución de tierras y lo que va a ocurrir con la “guerrillerada” rasa si sus miles de integrantes, como se espera o se teme, vuelvan al campo, sin fusil y sin ganas o preparación para cambiarlo por una herramienta de trabajo legal. Y no es que se opongan porque sí, sino porque sienten que el gobierno ha blindado las conversaciones y no admite que ellos, tan directos afectados por el conflicto de marras, puedan expresar sus argumentos, fruto de la realidad que han padecido durante tantos amargos años.

Adicionalmente, otro conflicto brota, parece que de las entrañas del anterior, el que tiene como protagonistas a las llamadas bandas criminales, denominadas así para diferenciarlas de las Farc; hay temor de que sean las herederas de jugosos negocios y de prácticas violentas que harían pensar en eso, en una sucesión o cambio de nombre,  y no en una terminación verdadera del conflicto.

Estas preocupaciones las encontrará, lector amigo, en el informe que preparamos en esta edición de DeCARNE expresadas por empresarios, una víctima directa del quehacer delictivo de los que en La Habana están incidiendo en el futuro de Colombia, y por académicos imparciales. En estos tiempos, signados por el simbolismo, cada uno de los elementos de la carátula o portada en mención tiene un significado, que a su vez le confiere un peso específico. Así, el color negro representa el conflicto; el blanco, la paz, y el verde la esperanza de lograrla. Los ganaderos aparecen en la parte inferior porque hasta allí han sido desplazados por los violentos y la indiferencia de los gobiernos. El de la izquierda representa a los productores desde Caucasia hasta el límite norte con Venezuela, y el de la derecha a los que a partir de Villavicencio ocupan el piedemonte llanero y la altillanura, colindante también con Venezuela; es decir, al país como un todo.

Camino arduo nos espera como país, esperamos sortearlo de la mejor manera para beneficio de todos.

Coordinadora de Experiencias

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