PRESIÓN SOBRE EL PRECIO

En el mercado mundial de carnes han ocurrido importantes cambios en las décadas recientes, particularmente en la última. El consumo de las de porcinos, aves y bovinos, las principales, ronda los 240 millones de toneladas, según estimativos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.

Analistas como Estefanía Puricelli aseguran que entre 1960 y 1978 la carne bovina fue la más consumida, con 43.3 por ciento del total; le siguieron la porcina, 42.8 por ciento, y la de pollo, 13.9 por ciento.

Desde ese año y hasta fines de los 90, agrega, la carne porcina tomó el liderazgo en el consumo mundial, seguida por la bovina y luego por la de aves.

A partir de 2001 se operó un cambio en la preferencia de los consumidores; la de cerdo conservó el primer lugar, pero la de aves desplazó a la bovina al tercer lugar al crecer 42 por ciento en sólo diez años.

PRESIÓN SOBRE EL PRECIO

De acuerdo con Puricelli, factores como el aumento del precio del petróleo, la devaluación del dólar y la interrelación del mercado financiero en el de commodities agrícolas impulsaron un fuerte incremento de los precios de estos. Así, en los de la soya fue de 198 por ciento, de 236 por ciento en el maíz, y de 179 por ciento en los del trigo. Esto, obviamente, repercutió en los de las carnes que aumentaron así: 90 por ciento para la bovina, 46 por ciento para la porcina y 36 por ciento para la de aves. Subraya que ello influye directamente en los costos de los sistemas productivos, en los que la capacidad de reacción ante los cambios es distinta en cada una de las carnes.

La de aves es la que más rápido se adapta a los incrementos de costos e impulsos en la demanda, ya que desde que un pollo nace hasta su faenado sólo transcurren entre dos y tres meses y se necesitan casi dos kilos de alimento para producir uno de carne.

Los cerdos tardan alrededor de seis meses, con un consumo cercano a tres kilos de alimento para producir uno de carne. En el caso de los bovinos, cerca de 30 meses, y el equivalente de siete kilos de comida para obtener uno de carne.

“De esta manera se explica, en parte, el crecimiento diferencial que han tenido el consumo de carne de aves y porcinos, relativamente más dinámico que el de la bovina”.

Afirma la analista que entre las causas que impulsaron estos importantes incrementos en los consumos de carnes pueden citarse el dinamismo de los países en desarrollo, altamente poblados, con aumentos en el nivel de ingreso, crecimiento de la urbanización y sus consecuentes cambios en las dietas, manifestados en el paso del consumo de alimentos básicos a base de cereales, al de proteína animal.

Los cambios en el ingreso de la población tienen un impacto modesto en el consumo de commodities, sostiene FAO. “Sin embargo, el consumo de carne bovina es el más sensible a la variación de los mismos. Este impacto es de aproximadamente dos por ciento en el consumo, tanto cuando los ingresos aumentan como cuando decrecen en uno por ciento. En los casos de las carnes de aves y de cerdo esta relación es cercana a uno por ciento. De esta manera, una mejora relativa en los ingresos, impactará en mayor proporción al consumo de carne bovina”.

En la Unión Europea el consumo de carne bovina aumentó levemente; en China, algo más, nueve por ciento, y en Rusia cuatro por ciento, al tiempo que su producción bajó once por ciento, lo que significó aumentar en 41 por ciento las importaciones. En la misma década, el consumo de Estados Unidos y Japón descendió cuatro y doce por ciento, respectivamente.

En Brunei, Birmania, Camboya, Timor Oriental, Indonesia, Laos, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Vietnam, países del sudeste asiático, el consumo aumentó 68 por ciento en la década en mención.

BRASIL, CASO EXCEPCIONAL

La analista resalta el caso de Brasil, donde a partir de la década de los 80 un creciente consumo interno dinamizó su producción cárnica, convirtiendo al país en un actor clave en el mercado mundial. Precisa que sólo en la última década su producción aumentó en 36 por ciento, el consumo en 26 por ciento y las exportaciones en 116 por ciento, que llegaron a 1.6 millones de toneladas, lo que le significó alcanzar el liderazgo mundial en las exportaciones con 21 por ciento y superar así a Estados Unidos (14 por ciento).

El consumo per cápita brasileño aumentó en casi cuatro kilos por habitante al año en la última década. Estados Unidos, en cambio, bajó su consumo en el mismo periodo en 5.4 kilos.

Hace pocos días, Brasil reabrió la importación de carne procesada congelada y deshuesada proveniente de Paraguay, donde en septiembre último se detectó un foco de fiebre aftosa. Las autoridades brasileñas exigen el certificado sanitario internacional que confirme que la carne proviene de regiones libres de aftosa en los últimos sesenta días.

LA SITUACIÓN EN OTROS PAÍSES

En Chile, el comercio exterior durante enero fue mucho más dinámico que el del año pasado, particularmente en lo referente a importaciones de carne bovina y porcina, que crecieron 76 y 64 por ciento, respectivamente. El precio medio de la bovina fue de US$ 5.9, el kilo, inferior al de diciembre, US$ 6.2/kg, reveló el Ministerio de Agricultura.

De acuerdo con la consultora Euromonitor, el mayor consumidor per cápita de carne bovina es Argentina con 69.8 kilos. Después están Brasil con 35.4, y Australia con 33.2 kilos.

Se destaca el rol que comienza a jugar India: a pesar de contar con una industria frigorífica que en muchos casos es precaria, sus ventas globales se incrementaron de 600.000 a 1.300.000 toneladas en sólo cinco años. Es uno de los cuatro primeros exportadores mundiales, dejando atrás a históricos vendedores globales como Australia y Argentina.

Argentina, que siempre estuvo entre los principales países exportadores, hoy está rezagada al punto que sus vecinos Uruguay y Paraguay lo superan en ventas globales.

Aunque se estima que el consumo mundial de carne no aumente significativamente en los próximos diez años, se espera que la participación de países en desarrollo en el consumo de carne bovina aumente a medida que tengan mayores ingresos per cápita. Se espera que Brasil y Australia aumenten su producción mientras Estados Unidos y la Unión Europea decrezcan debido a los altos costos de producción, y que Argentina disminuya su producción por regulación de precios por parte del gobierno nacional y por la gradual sustitución de la tierra destinada a la ganadería por cultivos para producción de biocombustibles.

A pesar de que Estados Unidos, México, Japón y la Unión Europea se mantienen como principales mercados de importación, se ha notado un alto crecimiento en las importaciones de carne bovina de Rusia, China y países del Medio Oriente. Y en los países miembros del G7 se nota un gran crecimiento en la demanda de carne orgánica y natural.

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