DeCARNE 9

Tecnología, sí o sí

La necesidad de alcanzar altos estándares de productividad para alimentar a una población creciente y demandante  lleva a inferir que el que no es eficiente, se lo lleva la corriente pues pierde competitividad. En la cadena cárnica no hay eslabón que escape y en Colombia, en particular, esta percepción deja de ser un ideal para volverse un imperativo, sin lugar a espera.

Mirada la situación desde la ventana de las oportunidades, en toda la cadena cárnica los actores tienen a su disposición un abanico de herramientas tecnológicas que les dan la mano. Desde semillas que involucran tecnología de punta en su desarrollo, pasando por varios eslabones para llegar a procesos que mantienen la calidad de la carne y acrecientan la de sus derivados, lo cual impacta en beneficio de la cadena a partir de la mejor aceptación por parte del consumidor final.

Son destacables algunas herramientas que involucran tecnología de punta, aunque no caben todas en este espacio: agricultura de precisión para producir forrajes; semillas mejoradas; genética para las más diversas razas y cualidades; silvopastoreo al involucrar mejor conocimiento y respeto del entorno, condición que ya exigen muchos países; nutrición animal para hacer más eficiente la conversión en las etapas de cría y levante; nutrición vegetal que incide en producción más eficiente y estable de recursos forrajeros; sistemas de irrigación; cadenas de frío; procesos industriales que mantienen la calidad de los productos; nuevos materiales para empaques de carnes maduradas y procesadas; ingredientes naturales que incrementan los rendimientos de la industria de embutidos y mantienen textura y color deseables a la vez que dan vida de anaquel más larga e inhiben el crecimiento bacteriano…

En el eslabón primario, el International Food Policy Research Institute –IFPRI- evidencia cómo las agro tecnologías pueden incrementar la productividad en el campo y así reducir el precio de los alimentos y el hambre.

Más adelante en la cadena, la tecnología propicia menor desperdicio de alimentos.

Es innegable, la tecnología le añade valor a la cadena, le aporta sostenibilidad y rentabilidad.

El mundo tiene hambre de carne, bien escaso según la FAO, y Colombia puede ser su despensa si se lo propone.

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