DeCARNE 8

Pulso regional

Por su población bovina, Córdoba continúa siendo una de las regiones colombianas donde la actividad ganadera lidera la generación de riqueza en el sector de la producción de alimentos y materias primas.

La crisis por la que en los años recientes el algodón quedó reducido a una expresión económica insignificante llevó a casi todos quienes lo sembraban en tierras propias a remplazarlo por pastizales para en ellos criar y cebar ganados. Fue un cambio drástico en la utilización de unos suelos de condiciones privilegiadas para la agricultura, por una actividad sin la rentabilidad de esta pero, sin duda, exenta de sus múltiples riesgos.

Toda la experiencia adquirida en décadas de cultivar la fibra, que terminó graduándolos como empresarios del agro, la aplicaron en su nueva actividad, asesorados y acompañados en su debido momento por una asociación fuerte en lo gremial, decidida a que sus afiliados cada vez se acerquen a los más altos estándares de eficiencia y competitividad, objetivo por el cual busca las alianzas y los convenios que garanticen conquistar las metas.

En este escenario, y apoyándose en el bagaje acumulado por sus colegas productores de larga trayectoria, trabajan aceptando dos realidades indiscutibles: que la genética Brahman sigue siendo en el trópico bajo colombiano la piedra angular de todo proyecto dirigido a la producción de carne, y que el desempeño de los rebaños necesita un ajuste drástico y urgente para llevar a la ganadería a los niveles de eficiencia que la hagan competitiva.

A partir de estas premisas y animados por un fuerte deseo de contribuir a que la región avance en forma permanente por el camino de la mejora en la genética y eficiencia de sus hatos, varios de ellos estructuraron y llevan a cabo proyectos dirigidos a que los criadores y cebadores de los llamados ganados comerciales se beneficien de esa genética superior y empiecen a producir animales cuyo desempeño en la ganancia de peso en el momento del destete y en el del sacrificio aumente en forma atractiva y rápida su rentabilidad. Y que mediante cruzamientos con razas “especializadas” en producir carne de la terneza, jugosidad y sabor que exigen los mercados más exigentes, Colombia vaya cerrando la brecha que en esa materia la separan de unos eventuales compradores.

Simultáneamente, la industria regional del sacrificio y procesamiento de estos bovinos que empiezan a llegar a sus plantas con la edad que garantiza esa calidad de carne, tienen a dicha calidad como el eje central de su actividad, y para que antes que decaer cada vez sea mayor utilizan tecnologías, maquinarias y equipos de la llamada última generación, operados por personal de alto nivel profesional. Todo ello ha derivado en que su operación haya recibido la certificación de las autoridades sanitarias y que las habilita para que sean aprobadas en el comercio internacional de las carnes.

Todo lo anterior, y más, lo vivimos en reciente visita a ese departamento y lo mostramos en detalle en esta edición como parte de nuestro empeño en mostrar de cuerpo entero la realidad regional, que por lo general, no trasciende sus fronteras, pero que es la que contribuye a que Colombia sea un país pujante, de gente luchadora y que cree de verdad que con su trabajo y el de todos se construye el futuro que todos anhelamos y nos merecemos.

Esta toma del pulso a la cadena cárnica que hoy iniciamos en Córdoba la repetiremos en todas las otras regiones donde la ganadería, particularmente en su componente cárnico, es factor clave de su desarrollo.

Los editores.

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