De Carne 77

Quitarle la culpa a la ganadería

A la ganadería se le ha echado la culpa de las emisiones de GEI y el consecuente calentamiento. Las investigaciones recientes van en otro sentido, por lo que debemos empezar a cambiar la argumentación. Doy ejemplos: los investigadores Myles Allen –Universidad de Oxford– y Frank Mitloehner –Universidad de California Davis– han demostrado que las métricas globales utilizadas sobrestiman el impacto climático del metano proveniente de la ganadería a pasto, conclusión que derivan al diferenciar las emisiones biogénicas y las originadas en el uso de combustibles fósiles. Los investigadores dicen, con claridad y en voz alta, que la producción bovina no es la mayor responsable de los GEI. En Australia ya hablan de “neutralidad climática” y no de “carbono neutro”. Parece más real hacer el reseteo.
No quiere decir que el ganadero no deba seguir la senda del cuidado de bosques, cuencas, fuentes de agua, sistemas de rotación eficientes, usar ganado adaptado, prácticas coherentes ante el cambio climático… Porque el aporte de la ganadería debe ser emitir menos y capturar más carbono. Adam Coffey, vicepresidente de Cattle Australia, dijo hace poco que, “en comparación con un emisor fósil, cualquier intervención adicional que realicemos los ganaderos elimina más dióxido de carbono de la atmósfera que antes, no solo emite menos”.
Ese camino nos lo muestran muchos ganaderos en el país, los regenerativos, los sostenibles, los del silvopastoreo, los que no usan adjetivos, pero hacen su trabajo de pastoreo eficiente y siguiendo a la naturaleza. Es la fortaleza de la Colombia cárnica, el pastoreo.
Así, esta cadena puede contribuir a atender la mayor demanda de carne del mundo. Colombia no es ajena a los mercados globales, el crecimiento sostenido del sacrificio bovino para exportación lo muestra: el DANE reportó que para el segundo trimestre del año en curso aumentó 278,7% comparado con el mismo periodo del año anterior. El crecimiento acumulado el año se sitúa en 9.1%; el destinado a la exportación en 297.5%, precisó el DANE. También creció el sacrificio de ovinos y caprinos –este útimo casi dobla el promedio anterior–. Hay mucho por hacer en aspectos de producción de esas especies menores que ganan mercados, así como en el impulso del consumo de sus carnes, como lo ha hecho Porkcolombia.
Sigo con las estadísticas de Colombia. El rendimiento en canal se situó en 53,2% mejorando un poquitín, 0,6%. El peso promedio de bovinos al sacrificio fue de 446,2 kilos, cifra que también significa un pequeño crecimiento pues el año pasado estaba en 439,3 kilos. Mejoramos, lentamente y hay mucho por mejorar, pero mejoramos en estos indicadores.
Los mercados piden carne, China la que más, aunque no es el único país al cual enviamos carne. Profundizar en prácticas sostenibles facilita cumplir metas, ganar eficiencia y sostenibilidad, y mostrarle al mundo “la cara limpia” de la ganadería. Los que eliminan la carne de su dieta, ahora pueden tener argumentos para comerla sin que la conciencia los torture.

Coordinadora de relatos

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