La comunicación, pilar estratégico

Cada vez es más clara la importancia de la comunicación asertiva en toda la cadena cárnica. Es una circunstancia que le agrega a lo producido, desde el eslabón primario pasando por todos los eslabones hasta llegar a los puntos de venta. 

Una visión tan clara se está materializando en grandes esfuerzos a nivel de actualización de imagen y marca, desarrollo de empaques más llamativos y, por supuesto, mayor visibilidad de los valores de las empresas cárnicas, poco resaltados hasta ahora a pesar de encontrarse siempre perfectamente alineados con lo que demanda el consumidor.

Si analizamos la influencia de la comunicación dentro del sector cárnico 20 años atrás, es impactante no sólo la dimensión que ha adquirido en las políticas empresariales, sino el impulso que hay proyectado de cara a los próximos años: la comunicación como un pilar central para el desarrollo de las estrategias empresariales.

Mercadeo y comunicación a largo plazo

Convertir el mercadeo y la comunicación en eje central implica olvidar las campañas aisladas que buscan resultados a corto plazo para apuntarle al largo plazo a través de acciones globales, centradas en posicionamientos profundos, claramente definidos y duraderos.

La realidad cárnica ha existido, pero quedaba fuera de los escenarios. En España redirigen la atención de la prensa y del consumidor a un contexto que tal vez se daba por entendido.

El gran paso es convertir la comunicación cárnica en una de las mayores prioridades del sector. Una vez que hemos trabajado el aspecto más macro de esta parcela, ahora nos tocaría evaluar de forma más individualizada y pausada factores de mercadeo más pequeños, cuya menor atención pueden descalibrar la gran estrategia levantada en tan poco tiempo.

El etiquetado, herramienta de comunicación

Uno de esos factores es el etiquetado de los productos cárnicos, utilizado como herramienta de comunicación. La etiqueta de un producto se puede trabajar como un reducto fortificado, proyectado a los consumidores y con gran capacidad de potenciar cualquier marca cárnica, respondiendo al mismo tiempo a hipotéticos ataques enemigos.

Antes, el etiquetado de un producto se movía únicamente en el plano informativo hacia el consumidor: ingredientes contenidos, alérgenos, fecha de fabricación o sacrificio.

Hoy en día el etiquetado es trabaja desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, se les han incorporado las estrategias de mercadeo de las compañías.

Del etiquetado informativo al estratégico

Un elemento como el etiquetado, visible en el empaque y tan cercano físicamente a otros mensajes de comunicación del envase, ha provocado que de una manera muy sencilla el etiquetado sea una herramienta más a nuestra disposición para potenciar una determinada imagen. Hemos convertido un elemento de uso informativo en un componente básico del mercadeo.

La gran cuestión de trabajar el etiquetado a nivel de comunicación ha derivado en el posicionamiento de su contenido. Si se desea resaltar que un producto es saludable parece que el único camino es utilizar un etiquetado muy concreto que excluye el uso de ciertos elementos.

Estamos favoreciendo la asociación de ciertos etiquetados con unos u otros productos cárnicos, dividiendo y debilitando desde dentro el propio poder comunicador de la etiqueta.

Como buen baluarte, los etiquetados son fuertes cuando se trabajan sin exclusiones y posicionamientos, cuando cualquiera de los ingredientes de una etiqueta no son objeto de etiquetas, valga la redundancia.

Independientemente de sus ingredientes, un mismo etiquetado puede fortalecer a distintos elaborados cárnicos, con propuestas de valor muy diferentes. Términos como la seguridad alimentaria, dosis de ingredientes y aditivos reducidas y legisladas, control de alérgenos… Son algunos de los significados transversales que contiene cualquier etiquetado y que influyen positivamente en cualquier estrategia de producto, sin necesidad de realizar modificaciones en la formulación para que el texto de la etiqueta sea distinto, lo que necesitamos es resaltar estos conceptos y ver hasta dónde llega su poder para elevar el consumo.

Un etiquetado que inspire confianza

Disponemos de la oportunidad de reconducir los etiquetados a aquello por lo que surgieron, ser una pieza clave para que el consumidor conozca y confíe plenamente en los fabricantes de productos cárnicos y sus procesos de elaboración, porque la confianza es seguridad, siendo en alimentación una base sólida sobre la que se puede construir todo lo demás.

El etiquetado como un baluarte, no como un elemento que podamos dividir y modular. puesto que si hacemos esto estamos desperdiciando gran parte de su potencial dejando un resquicio para todo aquello que quiera debilitarte desde fuera, apoderándose de parte de un mercado milenario.

Tomado de https://carnica.cdecomunicacion.es

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