La sostenibilidad define el futuro

La sostenibilidad define el futuro

Sí preocupa a la ganadería el calentamiento global y por ello se esfuerza para minimizar su impacto.

Con exceso de gratuidad y escaso rigor científico, a la ganadería se le achaca no poca responsabilidad en el inocultable deterioro medioambiental que con justa razón preocupa a la humanidad. Como no desconocen que su actividad no es del todo inocua, los ganaderos de aquí y allá se esfuerzan por ser actores de la solución y no protagonistas de la calamidad, y exigen que se deje de afirmar que la ganadería es un gran depredador de la naturaleza y de su medio ambiente y se reconozca que somos los humanos los responsables del daño que les estamos causando al llevar a cabo prácticas indebidas en el afán por ser más eficientes.

¿Qué pasa hoy?

Aunque el mercado mundial de carne bovina se caracteriza hoy por una oferta y un consumo altos de la que se denomina convencional, es decir, la producida en el sistema feed lot, o confinamiento, el mayor crecimiento en la demanda ocurre en la producida en pastoreo.

Con esta precisión, el ganadero Juan Carlos Botero Restrepo se sumerge en el análisis del acontecer pecuario, buscando explicarlo desde el enfoque de la sostenibilidad, el eje a cuyo alrededor debe desarrollarse la actividad para contribuir de la forma más limpia posible al equilibrio ambiental.

Anota que si bien la obtenida en pastoreo no es exactamente carne orgánica, es un producto sano, con bajo uso de antibióticos y un manejo adecuado de los recursos naturales. Asegura que el bienestar animal es una de las razones de mayor peso al momento de preferir esta y no la producida en confinamiento, pues en este el nivel de bienestar no es el ideal; otra es la salud, pues es sabido que animales confinados son muy propensos a contagiarse de enfermedades dada la proximidad entre ellos, riesgo que en campo abierto es mínimo. Y como es obvio, el uso de medicamentos para controlar enfermedades implica aplicar lo que se llama tiempo de retiro, requisito para que, en el caso de los bovinos de carne, puedan ser declarados aptos para el sacrificio.

De igual manera, está probado que el sabor de la carne de animales alimentados en pastoreo es distinto al de los estabulados; “no digo que sea mejor o peor sino que sabe distinto”, considera oportuno aclarar, y que así como en un sistema es posible encontrar carnes más tiernas que en el otro, ello obedece al sistema de alimentación que se utilice.

El futuro, atado a la sostenibilidad

La coyuntura que vive hoy el planeta en materia tan sensible como el calentamiento global ha convertido a la sostenibilidad en uno de los mandamientos que, sin excepción, debe regir todos los procesos productivos.

Una expresión del interés sentido porque la cría, engorde y procesamiento de animales que consumimos los humanos contribuyan a reducir a niveles no peligrosos su aporte al deterioro ambiental es la Mesa Global de Carne Sostenible, de la que Juan Carlos Botero es el representante de Colombia.

En Colombia, la Mesa se creó hace alrededor de cuatro años, con la particularidad de ser la única público privada; de ella hacen parte cerca de 50 actores, entre ellos los ministerios de Agricultura y Medio Ambiente, varias ONG, Fedegan, asociaciones de criadores de razas como Asodoble, Asocriollos y Asobúfalos, Asocárnicas y Athena Foods (antes Minerva) en el área de plantas de beneficio, y centros de investigación como la Universidad Nacional o el instituto Humboldt.

Uno de sus objetivos es crear una política nacional en la sostenibilidad ganadera, para lo cual, por ejemplo, se trabaja actualmente con la UPRA en un documento de próxima aparición, que entre otros temas incluirá la definición de los lugares con verdadera aptitud para la producción ganadera, cuya importancia estriba en que, subraya Juan Carlos Botero, involucra el cuidado de las fuentes de agua, las laderas y en general del medio ambiente mediante el manejo correcto de los recursos, por lo que se oficializa la prohibición a la explotación ganadera en los páramos, para citar otro ejemplo. Lo que no implica, aclara, que en ecosistemas como el de las sabanas inundables de los llanos no pueda volver a producirse ganado; lo que con ello se busca es evitar la sobrepoblación animal. Estos y algunos más son temas que han venido estudiándose en la Mesa con el aporte de los diversos actores, puntualiza.

Al decir del ganadero Botero, es mucho lo que en materia ganadera se ha avanzado en la corta existencia de la Mesa con respecto a lo que se vivía en el pasado reciente. Resume así algunos de los logros: “se le han abierto los ojos a la población acerca de los beneficios de las prácticas ganaderas involucradas en los principios de sostenibilidad”. Para masificar esta filosofía se han organizado doce mesas regionales en las que participan los comités de ganaderos. Se ha avanzado tanto que Fedegan, miembro de la Mesa, administra un proyecto ambicioso que recibe recursos de organizaciones internacionales y con el que se ha beneficiado a no menos de 4.000 productores que trabajan en el sistema de silvopastoreo. De forma paralela, el Ministerio de Agricultura está abierto a recibir toda la información acerca de la sostenibilidad ganadera y la Universidad Nacional está dispuesta a investigar cada vez más en función de la sostenibilidad.

Juan Carlos Botero reconoce que para Colombia la ganadería bovina es muy importante, pero que el resto del mundo no le reconoce al país un papel protagónico porque índices como el del consumo de carne y leche son muy bajos, y solo si se logra acercarlos a los países que exhiben las cifras más altas mejorará su posición dentro del ranquin orbital. Subraya que en la medida en que carne bovina producida en Colombia tenga acceso a los mercados externos irá aproximándose a ese protagonismo y que en esa dirección se han dado pasos significativos con las exportaciones de ganado en pie y de carne, que aunque en volúmenes pequeños, han permitido empezar a que Colombia se muestre en los mercados externos. Lo ideal, enfatiza, sería que con la carne ocurriera lo que se ha alcanzado con el café en cuanto a reconocimiento como producto de calidad excelsa, pero reconoce que mientras en el grano llevamos siglo y medio de protagonismo, en la carne apenas puede hablarse de unos –a veces balbuceantes– primeros pasos.

Dice estar seguro de que hoy la comunidad internacional está enterada de lo que Colombia está llevando a cabo en función de la sostenibilidad. “Cuando el consumidor extranjero se entera de que 99% de nuestros ganados son alimentados con pastoreo, dirige sus ojos hacia Colombia pues empieza a ver su enorme potencial para suministrarle la carne que busca”.

Reconoce que aunque la ganadería se practica en Colombia desde hace un poco más de 500 años, como que los primeros bovinos llegaron a estas tierras en el segundo viaje de Colón y con ellos empezó la colonización ganadera, aplicar los parámetros de medición de la sostenibilidad ganadera no se consigue de la noche a la mañana pues corresponde a un proceso que se construye desde lo público y privado “en una mesa que ha trabajado en forma juiciosa y prudente hasta llevar a cabo campañas importantes y masivas en pro de la sostenibilidad ganadera”.

Hace énfasis en la necesidad de aplicar parámetros de medición, a los que considera la única vía para determinar el grado de eficiencia productiva de los animales a lo largo de toda su vida. “Debemos ser muy juiciosos en el encadenamiento de los eslabones, en la trazabilidad, a la que se llegue no por imposición de la industria o del Estado sino como fruto de la convicción”.

La conciencia que se ha ido generando alrededor de la trascendencia del manejo sostenible que debe dárseles a los ganados exhibe hoy expresiones muy significativas, entre ellas las de empresas muy importantes en Colombia, como Alquería, que decidió que a partir de 2030 solo comprará leche en fincas libres de deforestación; en el sector cárnico, Athena Foods ha adoptado la misma conducta. O Nutresa, que sin hacer parte de la Mesa trabaja activamente para que los estándares de calidad que exige se enmarquen en los principios de sostenibilidad.

Recalca que aunque no existe un parámetro único de sostenibilidad es perentorio llevar a cabo mediciones y aplicar las buenas prácticas ganaderas, que son reconocidas cada vez por más empresas y que bonifican con un mejor precio la carne o la leche a quienes las aplican, lo que en su opinión va en función de la sostenibilidad y es un primer indicador de que el trabajo del productor es o no sostenible, o si va en camino de serlo.

Botero reconoce que poco a poco el ganadero colombiano ha ido preocupándose por ser un profesional y en ese propósito ha encontrado respuesta en sus gremios, en instituciones de investigación como la universidad o en la actual Agrosavia, para citar solo a dos. Precisa al respecto que Agrosavia tiene en marcha convenios con Asocebú y Asocriollo, por ejemplo. Simultáneamente, otro entre ella e ICA en ganados criollos en todos sus centros de investigación.

Estima que en esa búsqueda de los ganaderos por mejorar los indicadores de desempeño debe reconocerse la influencia de Athena Foods, cuya aparición en el escenario de la carne colombiana ha inducido a la profesionalización de estándares mediante la exigencia a sus proveedores de, por ejemplo, rendimiento en canal. En esa misma dirección trabajan otros actores importantes, entre los que cita a Colanta, Riofrío, Vijagual o Friogan, a cuyos proveedores exigen producir animales con desempeño que se ajuste a determinados parámetros de medición, indispensables para ser aceptados en sus plantas de beneficio; parámetros que, enfatiza, son parte de la internacionalización de la economía. “Athena Foods es el mayor exportador de carne de Colombia y ha contribuido a que el mercado internacional confíe en la calidad de este producto y con ello se le facilite entrar a competir con la brasileña, la argentina o la paraguaya y ganarse el acceso a mercados asiáticos, africanos o del oriente en condiciones favorables”.

A manera de conclusión y desde su óptica de ganadero Botero tiene claro que en Colombia existe una industria cárnica muy importante que “nos está enseñando a todos a consumir una mejor carne y a darles a las de primera, segunda o tercera calidad un manejo más adecuado. Algo importante es que crezca el consumo interno, y gracias a la tarea de una industria juiciosa apoyada por un gremio serio se ha dado un crecimiento exponencial en el consumo de cerdo y de pollo”.

Apoyado en su experiencia llama la atención acerca de la necesidad de que los ganaderos piensen y actúen en función de la métrica y la sostenibilidad económica, social y ambiental “porque si fallamos en lo ambiental el tema ganadero no será perdurable; si es en lo social no habrá con quien trabajar, y si se falla en lo económico tendremos que cambiar de actividad”.

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